Ca la Carolina

El proyecto, diseñado conjuntamente con Altura Arquitectes, busca rehabilitar la antigua casa de la abuela Carolina, en Rabós (Alt Empordà), tras un tiempo cerrada, para prevenir su progresivo deterioro y habilitarla para el disfrute de la familia, tanto en estancias cortas como largas.

Se trata de una construcción sencilla en el casco antiguo, datada del siglo XVIII, compuesta por un cuerpo principal con dos niveles: el superior contiene la vivienda con acceso desde la calle; el inferior, semisótano, se destinaba a animales y almacén de la actividad agrícola, junto con el patio, ambos con acceso desde un pasaje. La construcción original es de piedra, con pequeñas aberturas, y las estancias principales se sitúan en la fachada a calle, orientada al norte. La casa ya había sido objeto de una intervención años atrás, en la que se mejoró la cubierta y se amplió el volumen para generar una buhardilla, se añadió un nuevo cuerpo en el patio con una habitación, y se actualizaron los servicios e instalaciones de la vivienda. La nueva intervención establece un diálogo con esta actuación previa, repitiendo un gesto en cubierta, dando continuidad a los sistemas constructivos y recuperando el color rosa característico de la fachada.

Los objetivos de la reforma son mejorar el comportamiento climático de la vivienda buscando confort todo el año, y “girar” la casa para vincular la cocina-sala-comedor a la fachada sur, abriéndola a las vistas y al espacio exterior, que también se adecua y se conecta con la vivienda. A nivel programático, se propone una planta principal autónoma, dotada del programa mínimo de vivienda y con capacidad de ampliación o reducción según necesidades. La planta bajo cubierta incluye un dormitorio con un nuevo baño y un espacio polivalente fruto de la ampliación del volumen orientado al sur. Los dormitorios, baños, espacios de almacenaje y circulación se colocan como colchón climático en la fachada norte. Un nuevo lucernario recorta los revoltones del forjado para volver a llevar luz natural y captación solar al espacio central de la casa: la mesa de comedor de Ca la Carolina.

Las estrategias ambientales, tanto pasivas como activas, se basan en aprovechar al máximo la inercia térmica de la construcción sólida y masiva existente, compuesta principalmente por piedra y cerámica. Esta estrategia se hace visible dejando estos materiales a la vista y, pese a la variedad de texturas y acabados, se unifican visualmente con un enlucido blanco tradicional que aporta gran luminosidad al espacio. Para mejorar la captación solar, se han incorporado nuevas aperturas orientadas al sur, mientras que en las fachadas norte y este se mantienen aberturas más reducidas, mejorando al mismo tiempo las carpinterías. La ventilación cruzada está garantizada en todas las estancias, y para proteger el interior de la radiación solar durante el verano, se han instalado sistemas como persianas alicantinas, contraventanas y una pérgola vegetal. Además, se ha incrementado el aislamiento térmico de la envolvente mediante fibra de madera y se ha equipado la vivienda con una estufa de pellets para los días más fríos de invierno.

En cuanto a la reducción del impacto ambiental de los materiales, se han adoptado diversas medidas: se mantiene y potencia la construcción preexistente con todas sus capas e intervenciones previas, minimizando la demolición y reutilizando todos los elementos posibles como vigas de hormigón, piedra y teja. Los materiales nuevos seleccionados tienen un bajo impacto ambiental, como el aislamiento de fibra de madera en fachadas y cubierta, o carpinterías de madera. También se priorizan materiales de proximidad, como la cerámica de La Bisbal para pavimentos y revestimientos, utilizando cerámica vidriada tradicional. Finalmente, se fomenta la economía local y se reducen desplazamientos mediante sistemas constructivos que pueden ejecutar operarios del territorio, poniendo en valor sus conocimientos y técnicas artesanales.