Empriu

Empriu es una cooperativa de vivienda cooperativa en cesión de uso, impulsada por las futuras habitantes y con el acompañamiento técnico de la Fundación La Dinamo, que contará con 30 viviendas y 10 alojamientos divididos en 2 clusters, espacios comunitarios repartidos en planta sótano, baja y cubierta y un local de titularidad pública. Los espacios comunitarios son indispensables para complementar las viviendas y enriquecer la vida en comunidad, la convivencia y fortalecer los vínculos con el entorno y el barrio. Lacol desarrollamos el diseño del edificio, la dirección de obra y la figura de Gestión de obra para acompañar y fortalecer el proceso de desarrollo de vivienda cooperativa, asumiendo tareas delegadas de la promotora, gestión de la construcción y económica para optimizar el proceso y alcanzar los objetivos.

El edificio ocupa toda la parcela en las plantas tipo para conseguir el máximo de superficie de vivienda y apuesta por construir una fachada muy urbana en la calle Amadeu Oller, en relación con las edificaciones existentes, y un gran porche de acceso al edificio, al local y a algunos de los espacios comunitarios. En cambio, hacia el recinto industrial se construyen grandes terrazas de acceso a las viviendas y espacios de estar, y en la planta sótano espacios comunitarios que dan directamente al parque de Can Batlló.

La planta baja y la cubierta recogen las zonas comunitarias, conformando diferentes grados de comunidad y privacidad. La planta baja se desdobla en dos niveles (baja y sótano) con dobles espacios para conectarlos y generar relaciones entre los diferentes espacios colectivos de la cooperativa y hacer del edificio una escala semipública de conexión entre la calle y la cota inferior del parque. Desde la planta baja, cerca del acceso principal, se ubica el único núcleo de comunicaciones verticales que permitirá conectar con las plantas superiores. En cada planta, la circulación y los accesos a las viviendas se realizan por pasarelas exteriores. Estas pasarelas se entienden como “calles elevadas” con 10 viviendas por planta y una anchura de 2,5 m que permiten espacio de paso, uso de terraza y otros espacios de relación. La cubierta será ajardinada e incluirá el casetón, las instalaciones centralizadas de todo el edificio y una pérgola fotovoltaica como espacio de sombra.

Las 30 viviendas ocupan de la planta segunda a la cuarta. Son viviendas pequeñas pero que se complementan con los espacios comunitarios ofreciendo una disponibilidad de uso de más de 500 m². Las viviendas se estructuran en tres franjas: en el acceso la parte más pública con la cocina, sala y comedor, en el centro se sitúa el baño y un espacio distribuidor polivalente, y al final de la vivienda, dando a la calle Amadeu Oller, se sitúan los espacios más privativos con la posibilidad de tener una, dos o tres habitaciones a partir de un sistema de piezas anexas que se pueden conectar a cualquiera de las dos viviendas contiguas.

La planta primera en su totalidad se destina a la tipología en cluster, con esta tipología innovadora de diseño y distribución de viviendas, ya implementada en proyectos comunitarios en países como Suiza, Alemania o Austria. Es un modelo habitacional donde un conjunto de viviendas de tamaño reducido se agrupan alrededor de espacios de uso compartido (cocina, sala-comedor y espacio de lectura-trabajo) para potenciar, aún más, la vida colectiva en el ámbito más cotidiano.

El proyecto busca un alto nivel de eficiencia ambiental reduciendo el impacto tanto de la construcción como de la vida útil. Por plazos de construcción y costes, se apuesta por una estructura prefabricada de hormigón y construcción en seco que se complementa con estructuras metálicas colgadas para hacer las pasarelas de acceso y los balcones. La definición de una arquitectura inclusiva, siendo imprescindible la accesibilidad universal a todos los espacios del edificio (pensando en niños, personas mayores o personas con diversidad funcional) condiciona el diseño, atendiendo a que las cooperativas son espacios de convivencia intergeneracional.

Mediante un proceso participativo paralelo a todo el desarrollo del proyecto se implica a los usuarios en la toma de decisiones de los diferentes espacios comunitarios y privativos, así como se les hace partícipes de los aspectos medioambientales, energéticos y constructivos que afectan al proyecto, atendiendo a su condición de personas que impulsan desde la autopromoción un edificio de vivienda cooperativa.