La Bombeta es una cooperativa de viviendas impulsada por el propio grupo de habitantes con el apoyo de La Dinamo Fundació, en un edificio entre medianeras de propiedad privada pendiente de rehabilitar y cambiar de uso. Se trata de un edificio construido en 1960, situado en la calle Riera Blanca de Barcelona. El edificio fue originalmente una fábrica y tienda de lámparas (de ahí el nombre de La Bombeta), y posteriormente se dividió y alquiló a distintas empresas y talleres. La cooperativa ofrecerá 7 viviendas y 8 alojamientos tipo cluster. Lacol desarrollamos el diseño del edificio, la dirección de obra y la figura de gestión de obra, para acompañar y reforzar el proceso de desarrollo de vivienda cooperativa, asumiendo tareas delegadas del promotor, gestión de la construcción y económica, con el fin de optimizar el proceso y alcanzar los objetivos.
La propuesta parte de entender el edificio como un volumen compuesto por 3 piezas donde se organiza el programa funcional. La primera pieza es la galería existente que da a la calle (fachada suroeste), que se transforma en un gran dispositivo climático para mejorar el comportamiento pasivo del conjunto. La segunda pieza corresponde al cuerpo estructural principal, el más pesado y sólido, donde se ubica la mayor parte del programa interior. Este volumen se mantiene lo más libre posible, dejando que la estructura tenga protagonismo sobre cualquier otro elemento. La tercera pieza, en contacto con el patio de manzana, está formada por volúmenes construidos con obra de fábrica y estructura metálica. De morfología menos compacta, albergará la escalera, el ascensor y las circulaciones de acceso a las viviendas, que deben ejecutarse de nuevo.
Se busca rehabilitar la mayor parte de la superficie del inmueble y minimizar la demolición. Esta estrategia permite reducir el impacto material de la construcción, simplificar la obra y mantener el máximo volumen construido. La estructura principal se utiliza como base para superponer una matriz que se adapte a esta lógica estructural y al mismo tiempo resuelva las necesidades de las usuarias. La intervención principal se concentra en las dos fachadas: la de calle y la del interior de manzana.
La fachada a calle, orientada a suroeste, cuenta actualmente con una galería saliente acristalada, un elemento muy característico del edificio. Se propone convertirla en un elemento bioclimático más sofisticado, que comunique el volumen de aire de todas las plantas, para pretratar el aire de renovación de las viviendas, funcionando como captador solar en invierno y potenciando la ventilación cruzada en verano. La fachada posterior, relacionada con el interior de manzana y orientada a noreste, tiene actualmente volúmenes salientes. El proyecto propone conservar parcialmente estas piezas para albergar los núcleos verticales, de forma que el espacio se convierta en una franja de circulaciones dinámica, por el flujo de movimientos generados por los recorridos y accesos a las distintas piezas. Esta fachada se concibe como un filtro entre lo público y lo privado, generando una zona de relación e interacción espontánea entre las socias dentro del edificio.
En general, todas las plantas con viviendas siguen una organización similar: una primera zona vinculada a la fachada posterior y a la pasarela de acceso funciona como espacio de estar; en el centro se ubica el núcleo de servicios como espacio de conexión; y finalmente, las piezas más privadas (habitaciones) se orientan hacia la galería.
Este grupo cooperativo busca diferentes grados de convivencia, lo que genera variedad de plantas según la tipología deseada: desde pisos convencionales hasta plantas completas tipo cluster. Dada la imposibilidad de realizar grandes pisos compartidos cumpliendo los criterios de VPO, se justifica y adapta la propuesta a la tipología de alojamientos del Decreto 50/2020. El modelo cluster, ya implementado en proyectos comunitarios de Suiza, Alemania o Austria, contempla viviendas base de menor superficie y equipamiento (cocina y baño), complementadas con espacios comunes para la planta, promoviendo una vida colectiva más activa en lo cotidiano. Los alojamientos tienen unos 35 m² más espacios comunes. Las viviendas pequeñas tienen entre 45 y 47 m², y las medianas con dos habitaciones, unos 62 m².
El proyecto busca un alto nivel de eficiencia ambiental, reduciendo el impacto tanto en la construcción como en la vida útil, y define una arquitectura inclusiva, garantizando la accesibilidad universal en todos los espacios, reconociendo los distintos grados de movilidad y los privilegios que se pueden tener a lo largo de la vida.
Radicalizar la postura de rehabilitar y minimizar las demoliciones responde al impacto material del sector de la construcción en términos de ecología y de la energía necesaria para producir nuevos materiales.
A través de un proceso participativo paralelo al desarrollo del proyecto, se implica a las usuarias en la toma de decisiones sobre los espacios comunes y privados, así como en los aspectos medioambientales, energéticos y constructivos que afectan al proyecto, atendiendo a su condición de personas que impulsan desde la autopromoción una vivienda cooperativa.