El terreno se sitúa en el centro de una terraza aluvial con una pendiente muy suave, del 0,8 %, hacia el sureste. Al este y oeste hay pequeños valles y crestas paralelas a la pendiente de la llanura, que pertenecen a las faldas del Montseny, y al norte encontramos el macizo. El río Tordera, la riera de Vallmanya y el torrente del Reguissol recorren la llanura de noroeste a sureste, formando pequeños valles muy pronunciados, profundos y con una vegetación muy exuberante. Parte de esta terraza también se cultiva con cereales, huertos y pequeños vergeles. La zona se encuentra al noreste del núcleo antiguo del municipio.
La condición más característica de este proyecto era que en la misma vivienda convivieran tres generaciones, por lo que era necesario garantizar que existiera un espacio con cierta independencia y que, con el tiempo y sin grandes intervenciones, algunas estancias pudieran reconvertirse para integrarse en la misma unidad habitacional.
Por otro lado, también debían cumplirse las necesidades propias de las usuarias y la tipología de espacios deseada. En planta, la vivienda se distribuye en dos franjas asimétricas en dirección longitudinal: la franja orientada al sureste y la franja orientada al noroeste.
En la franja sureste se sitúan los espacios de uso más continuado: sala de estar, cocina y habitaciones, que disfrutan de grandes aberturas hacia el jardín. En la parte noroeste, donde se ubican las circulaciones, los almacenamientos y los baños, las aberturas son más pequeñas, ayudando a controlar las pérdidas térmicas en las épocas más frías del año.
Transversalmente, las particiones permiten compartimentar los diferentes volúmenes.
También se añade una estructura metálica que rodea la casa en toda la fachada sureste y parte de la noreste, como elemento que funcionará como pérgola en verano para proteger del sol y que permitirá una terraza y un acceso independiente a la planta superior.
La principal estrategia ha sido disminuir la demanda energética mediante la arquitectura y los sistemas pasivos. Se ha trabajado con un volumen lo más compacto posible, a partir de una planta rectangular y una cubierta a dos aguas; la vivienda está aislada por el exterior de forma continua para evitar puentes térmicos. La compacidad del edificio permite optimizar materiales de construcción y, por su geometría, junto con el aislamiento, reducir las pérdidas energéticas.
La casa se sitúa en el límite noroeste de la parcela, siendo esta la mejor ubicación para que las estancias orientadas al sureste y sur reciban la mayor cantidad de horas de sol en invierno; al no haber mucha profundidad entre las dos fachadas transversales, los rayos solares alcanzan ambos lados del rectángulo, calentando casi toda la planta construida.
La protección solar en verano se realiza mediante persianas graduables por el exterior de las carpinterías, así como con protecciones solares ligeras colocadas en la estructura metálica. Para refrescar la casa durante las noches de verano, todas las estancias cuentan con ventilación cruzada, especialmente las orientadas al sur; en los dormitorios, la sección que forma el altillo, con una pequeña abertura, refuerza además el movimiento del aire.
La estructura se realiza con madera contralaminada (CLT), siguiendo un esquema de muros de carga. Los ejes perpendiculares a lo largo del prisma tienen luces de unos 5,3 metros.
Los forjados de la planta primera y de la cubierta también se resuelven con CLT, contribuyendo así a trabar la estructura mediante el trabajo solidario de los elementos verticales y horizontales. Además, permite dejar vistos algunos paramentos interiores. La construcción con madera, por su ligereza, permite minimizar la cimentación, reduciendo el movimiento de tierras y la cantidad de hormigón. Es un material que puede desmontarse y reciclarse, lo cual reduce notablemente su impacto ambiental.