Sant Ildefons es un barrio obrero de Cornellà de Llobregat, situado en la parte norte de la ciudad y que limita con los barrios de la Gavarra y del Pedró. Inicialmente, hacia los años 60, en el lugar donde ahora se levanta el barrio estaba previsto construir viviendas para unas 7.000 personas con diversos equipamientos y zonas ajardinadas. En 1973 se dan por finalizadas las obras y la barriada tiene más de 60.000 habitantes (aproximadamente +857% de lo previsto) y no hay ni el 70% de los equipamientos que inicialmente se habían previsto. Los bloques de pisos ocuparon el 45% del espacio destinado a equipamientos y más de un 20% del previsto para las zonas ajardinadas.
Actualmente, se trata de un barrio que mantiene la alta densidad residencial de sus orígenes y una diversidad social muy elevada. A pesar de todo, la cantidad de espacio público es alta y ha ido mejorando su calidad en términos de accesibilidad, iluminación y diversidad de zonas con diferentes usos. Perceptivamente, se ve mucho cielo y la libertad para las corrientes de aire es muy elevada, otorgando a la zona un gran potencial disipador del calor que contrasta con las tipologías residenciales, que nunca son transitorias.
Por exigencias del financiamiento, la intervención está fragmentada según los ejes de mantenimiento, energía, accesibilidad y habitabilidad. Esta ha sido coordinada y conducida con un alto grado de incidencia por parte del CMH, procurando libros de estilo en materia de diseño y estética general de las intervenciones, acotando el margen proyectual del conjunto de equipos de proyectistas.
Previamente a la fase de proyecto, se llevó a cabo una fase de prospección y obtención de datos por parte de equipos de sociología que nos facilitó una primera información para entender la composición de cada comunidad. Conocer la relación de residentes de alquiler y propiedad, y la consolidación y actividad de las comunidades de propietarios nos ha permitido entender mejor el tejido al que nos dirigimos, que consta de más de 3.400 viviendas en total.
La fase de proyecto se inició con un proceso exhaustivo de obtención de datos físicos de los inmuebles que ha sido intenso y muy relevante a la hora de proyectar una solución u otra. Se visitó el 75% del total de los 169 viviendas y se hizo el reconocimiento general de todas las comunidades para poder cruzar esta información con la recibida previamente.
El proyecto busca dar solución al cruce de todas estas líneas de acción en una intervención que se desarrollará como una única unidad de ejecución.
Salvo el mantenimiento, que ha consistido en identificar patologías y prescribir soluciones puntuales, los otros tres ejes se relacionan entre sí y configuran el grueso del encargo: 1/ Energéticamente, se busca eliminar todos los puentes térmicos y envolver toda la piel de los edificios para reducir en más de un 45% los consumos y las demandas. 2/ La mejora en accesibilidad ha consistido en la reformulación completa de los núcleos verticales con la colocación de un ascensor y obtener un 100% de recorridos universales. Esto se consigue ampliando el núcleo hacia el exterior hasta el límite que marca la normativa urbanística. Este nuevo núcleo está concebido con estructura metálica para minimizar los tiempos de instalación y resolver con éxito el reto de sustituir el núcleo sin tener que realojar a los residentes del edificio. 3/ Finalmente, la habitabilidad mejora duplicando la superficie de los balcones, que el tamaño y geometría originales hacían imposible aprovechar como zonas de estar y disfrute y se habían transformado en almacenes exteriores y tendedores creativos. La ampliación de los balcones se realiza con estructura metálica autoportante que únicamente se conecta a la estructura existente a efectos de volcado.
La composición formal propuesta busca reducir el ruido visual provocado por las múltiples modificaciones puntuales efectuadas y conservar las características originales del proyecto como la verticalidad de las fachadas o la visera de la cubierta.