Sotrac es una cooperativa de vivienda en cesión de uso en un solar de titularidad municipal en el entorno de Can Batlló (Barcelona). Está prevista la finalización de la construcción en el verano de 2026. El edificio constará de 31 viviendas, 7 alojamientos en formato «cluster» y espacios comunitarios. Lacol acompaña al grupo desde 2019, diseñando la propuesta que resultó ganadora en la fase de concurso, y durante los siguientes años, en las fases posteriores de desarrollo del proyecto técnico, dirección de obra y asumiendo la figura de gestión de la obra para optimizar costos, plazos y acompañar al promotor durante todo el proceso de construcción. La Dinamo Fundació es la gestora del conjunto de la promoción.
La propuesta parte de intentar conseguir el funcionamiento más pasivo y homogéneo posible en todas las viviendas. Para lograrlo hay dos estrategias principales: 1- orientar las viviendas hacia el suroeste, ofreciendo las mismas horas de sol, vistas al parque y ventilación cruzada para todas, forzando la planta con un gesto que acaba regularizándose en el patio interior. 2- cubrir el patio interior con un gran invernadero que permita generar un espacio intermedio desde donde ventilar las viviendas con mejores condiciones de temperatura. Este espacio puede acumular energía solar en invierno y en verano tiene protección solar y actúa como elemento disipador. Las zonas del edificio con peores condiciones climáticas se sitúan aquí, circulaciones y espacios complementarios. Así pues, el edificio permite que todos los espacios habitables miren hacia el exterior del edificio al mismo tiempo que se pliega en un patio que genera un espacio comunitario interior de convivencia y centralidad.
Las viviendas se complementan con espacios comunitarios que han sido decididos y debatidos en proceso participativo con el grupo. En la planta baja se sitúa el programa más público y se diseña para que se convierta en una infraestructura para el barrio, de modo que pueda abrirse parcialmente y dar servicio a otras entidades. En esta planta baja se encuentran los accesos principales al edificio, la cocina-comedor, un espacio polivalente y una zona más doméstica como espacio de niños y espacio de trabajo.
Se propone un edificio que tiene en cuenta la accesibilidad universal, la inclusividad y la perspectiva de género tanto en los espacios privados de vivienda como en los diversos espacios comunitarios. La vivienda, como unidad, se difumina, entendida como espacio flexible que explora otras formas de habitar a partir de 3 tipologías: viviendas más convencionales, alojamientos en «cluster» y habitaciones satélite.
Las viviendas son pasantes con acceso directo por pasarela desde el patio y terrazas de grandes dimensiones orientadas al parque. Se plantean viviendas de diversos tamaños y morfologías para poder atender las necesidades de las diferentes unidades de convivencia. Se entiende la cocina como un elemento central y abierto en el medio de las viviendas. El edificio consta de 10 habitaciones satélite que aportan un mayor grado de flexibilidad. Estas piezas autónomas y equipadas con baño compartido o privado permiten ampliar o reducir las viviendas de manera discontinua, abriendo la posibilidad a usos muy diversos: trabajo productivo desde casa, autonomía de personas mayores/adolescentes, espacio de juego o estudio para niños, etc. El clúster ocupa la planta tercera del edificio, con esta tipología innovadora de diseño y distribución de viviendas, ya implementada en proyectos comunitarios en países como Suiza, Alemania o Austria. Es un modelo habitacional donde un conjunto de viviendas de tamaño reducido se agrupan alrededor de espacios de uso compartido (cocina, sala-comedor y espacio de lectura-trabajo) para potenciar aún más la vida colectiva en el ámbito más cotidiano.
Para reducir el impacto ambiental de la construcción del edificio se plantea que la estructura principal del edificio sea con paneles de madera contralaminada tipo CLT, apoyados sobre un basamento de planta baja de hormigón armado. El uso de este material permite reducir un 40% las emisiones de CO2 en la estructura del edificio.
Se plantea minimizar la demanda energética de climatización mediante una buena estrategia bioclimática y el uso de sistemas pasivos. La morfología compacta del volumen, la orientación de las viviendas, la inercia térmica de los pavimentos y el uso del atrio como elemento regulador de temperatura, permitirán una demanda muy baja, casi nula, de calefacción en invierno. Por otro lado, en verano se propone garantizar el confort mediante una protección solar formada por toldos móviles, la ventilación natural nocturna, una buena gestión del atrio para refrescar el espacio mediante un muro vegetal y el apoyo de ventiladores de techo en los espacios de estar.
Mediante un proceso participativo paralelo a todo el desarrollo del proyecto se implica a los usuarios en la toma de decisiones de los diferentes espacios comunitarios y privados, así como se les hace partícipes de los aspectos medioambientales, energéticos y constructivos que afectan al proyecto, atendiendo a su condición de personas que impulsan desde la autopromoción un edificio de vivienda cooperativa.